La segunda de las big tech también afronta un futuro incierto. Google, buque insignia de Alphabet, encara un segundo semestre con nubarrones en forma de guerra, hiperinflación y recesión técnica mientras aún digiere la caída de sus beneficios entre enero y junio y los malos resultados de su encuesta anual a trabajadores. Sin perder de vista la estrategia de despidos y concentración en productos viables que asumen otras grandes tecnológicas, el CEO de la compañía, Sundar Pichai, rechaza recortes inmediatos pero sí exige una gran reflexión a una plantilla inquieta en la que crece la insatisfacción con el salario y el liderazgo. Su plan se llama Simplicity Sprint y con él pretende aumentar tanto la productividad como el compromiso de los trabajadores.

  El CEO de Google indicó en una reunión con sus empleados que la productividad de Google como compañía no estába en el punto en el que necesitaba estar incluso con su enorme plantilla. O lo que es lo mismo: sus trabajadores (en términos generales) no parecen estar cumpliendo los objetivos que él esperaba.