Se cree que para 2030 existe un 25% de probabilidades de lograr una inteligencia artificial (IA) similar a la humana convirtiéndola en la nueva normalidad.
Los avances en la robótica y los algoritmos de las máquinas, junto con la reciente explosión de datos y los avances informáticos están acelerando el desarrollo de la inteligencia artificial general (AGI por sus siglas en inglés): aquella que iguala o excede la inteligencia humana promedio, es decir, la inteligencia de una máquina que puede realizar con éxito cualquier tarea intelectual de cualquier ser humano.
Actualmente, la IA se basa en el aprendizaje profundo y en el procesamiento del lenguaje natural, tal como lo demuestran, por ejemplo, las computadoras que juegan al ajedrez, los automóviles autónomos, la detección de spam o las recomendaciones en las listas de reproducción de Spotify, entre otros miles de casos. Estos sistemas de IA existentes realizan las tareas asignadas a la perfección, pero no pueden realizar ninguna otra que no esté asignada con la misma perfección.
Por el contrario, un ser humano puede realizar una tarea con menos habilidad, pero con una gama más amplia de funciones que cualquiera de las aplicaciones de IA existentes en la actualidad. Es decir, las computadoras actuales carecen de la capacidad de generalizar el conocimiento a otros dominios. Y, en términos generales, un sistema AGI es un tipo de inteligencia sintética que puede aplicar su conocimiento a una amplia variedad de tareas y dominios.
¿Utopía?
Según el experto en inteligencia artificial, Stuart Russell –profesor de ciencias de la computación en la Universidad de California en Berkeley y profesor adjunto de cirugía neurológica en la Universidad de California en San Francisco–
Todavía hay avances que tienen que ocurrir antes de que lleguemos a la etapa AGI. Un ejemplo es la capacidad de comprender el contenido del lenguaje para que podamos traducir entre idiomas usando máquinas (…) Cuando los humanos hacen la traducción automática, entienden el contenido y luego lo expresan. Y en este momento, las máquinas no son muy buenas para comprender el contenido del lenguaje. Si se alcanza ese objetivo, tendríamos sistemas que luego podrían leer y entender todo lo que la raza humana ha escrito alguna vez, y esto es algo que un ser humano no puede hacer”.
Más allá de la cautela de Russell, hay también voces negativas o críticas que sostienen que la AGI no se puede realizar porque las computadoras no están en el mundo: mientras no crezcan ni pertenezcan a una cultura y actúen en el mundo, nunca adquirirán una inteligencia similar a la humana. En definitiva, estas voces críticas creen que se está sobreestimando la tecnología al mismo tiempo que se subestiman las habilidades humanas, y que la mayor parte del conocimiento que aplicamos en la vida cotidiana es tácito. De hecho, no sabemos qué reglas aplicamos cuando realizamos una tarea.