Podemos encontrar innovación en cada uno de los niveles de cualquier organización. De hecho, lo más común es encontrarla en la base de éstas, donde las personas que la componen no encuentran la vía para expresarse por el sesgo de autoridad que los cargos más altos imponen a la hora de tomar decisiones sobre el desarrollo de un producto o proyecto.
Es habitual encontrar cargos directivos que incluso desaconsejan la participación de ciertos roles por «cuestiones tácticas», con tendencia a la sobrevaloración de las aportaciones llegadas de los rangos más superiores de la compañía y la infravaloración de aquellas que provienen de los más inferiores. Una elección que termina demostrando una deferencia exagerada hacia la cadena de mando.
Para que la innovación fluya con total libertad, la primera medida que las empresas deben tomar es la neutralización de este indeseado efecto de la jerarquía, ¿cómo?
1. Derrocación de los derechos de participación irrevocables
Se debe entender la distinción entre derecho a la participación y derecho a la decisión. El primero hace referencia a la posibilidad que tienen todas las personas de una organización de participar en el debate, el análisis y la defensas de sus ideas, de los temas tratados o de cualquier tipo de cuestión que esté sobre la mesa; el segundo se refiere a la autoridad, de un grupo o una persona, de tomar decisiones sobre cualquier idea o asunto. Se debe aclarar siempre a cada miembro del equipo, ya sea veterano o recién llegado, que cuenta con su derecho a participar, a compartir sus ideas y a que éstas sean escuchadas, sean cuales sean sus funciones dentro de la organización.
2. Exploración sin límites
La innovación es una acción disruptiva que no atiende a status quo, pretender que desafiar su naturaleza impedirá que grandes ideas lleguen a la tabla de decisiones. Emprender una exploración y desviarse de los márgenes establecidos, supone un riesgo que pocas personas están dispuestas a tomar dentro de una empresa. Si, además, añadimos que la evaluación basada en datos se siente siempre más segura que el acto de explorar posibilidades que se basen en suposiciones o predicciones, los espacios para la innovación se reducen al mínimo. ¿Cómo se pueden superar estas barreras? Para empezar, impulsando la innovación ascendente, una gran medida que ayudará a anular este efecto secundario de las estructuras más jerárquicas; otra medida debe ser la de desmitificar títulos o rangos, despojar a las ideas de prejuicios «titulistas» democratizará los espacios donde todas las personas se sientan libres de innovar.
3. Empoderar la oposición constructiva
Por último, normalizar una oposición de opiniones e ideas de forma constructiva, hará que las personas que forman parte de una empresa desarrollen habilidades en otras disciplinas que complementen a las suyas originales, entre la ejecución y la innovación y alternando libremente entre ellas. Todos los miembros de un equipo deben contar con el permiso explícito de discrepar, de disentir con las ideas o propuestas, sea cual sea el origen de éstas.
Neutralizar el sesgo de autoridad, adoptar la planitud cultural y dar rienda suelta a la innovación ascendente.
Timothy R. Clark
La innovación ascendente se basa en la circulación del conocimiento particular, y esta circulación se basa en la horizontalidad de la cultura empresarial. Si se te otorga demasiada importancia a la cadena de mando, se obstaculizará la circulación de conocimiento. Se deben conceder derechos de participación, apostar por la investigación exploratoria y normalizar la oposición constructiva, para crear una cultura plana donde la innovación ascendente fluya sin distinción de las escalas.