Celebrar el Día del Aprecio a Empleadas/os está bien. Pero valorar su trabajo a diario, mucho mejor. Sentir que nos valoran, ya seamos parte de un equipo de trabajo como la persona a cargo, es tan importante que, si no lo es ya, debería formar parte de la cultura de todas las empresas.
Y eso mismo pensó el Dr. Bob Nelson en 1995 durante la presentación de su libro «1001 Formas de Recompensar a sus Empleados», iniciando así una tradición que se mantiene hasta nuestros días -aunque esté más latente en países de Norteamérica- y en la que empresas dedican un día a apreciar la labor de las personas que trabajan para ellas. Se celebra el primer lunes de marzo y la idea inicial es celebrar la relación que mantienen los equipos y las compañías.
Por lo general es un día en que CEOs y managers recompensan el trabajo de un modo más emocional, ya sea con el día libre, beneficios que faciliten de algún modo la vida de las personas, pequeños regalos, mensajes que halaguen su labor y su importancia dentro de la empresa…con el único fin de valorar los esfuerzos que hacen cada día para que la compañía siga creciendo.
Un estudio de Survey Money y Bonusly asegura que el 82% de las personas empleadas consideran que el reconocimiento en el lugar de trabajo es una parte importante de su felicidad dentro de éste. Hablamos del tipo de diferencia que hace que trabajar se convierta en un acto más gratificante.
Por otra parte, Forbes afirma que el 54% de las personas que no se sienten recompensadas consideran que el nivel de estrés que manejan en el trabajo está muy por encima del nivel que deberían manejar. Mientras que solo el 13% sienten el aprecio de sus superiores. Como conclusión de este estudio, se podría decir que existe una relación evidente entre el nivel de aprecio que reciben las personas y el agotamiento que sufren.
Entonces, ¿cómo se traduce un buen aprecio dentro del trabajo? Muy simple, depende de cada organización. Cada empresa debe encontrar la fórmula que encaje mejor en su modelo de negocio, basando su cultura en los valores que la definen y en el perfil de las personas que trabajan en ella, y anteponiendo siempre las necesidades y satisfacción de sus equipos al beneficio propio.
Lo ideal es que, más allá de la celebración de eventos concretos -que siempre se agradecen y son una parte fundamental en la construcción de una cultura sólida que fortalece la relación entre los equipos-, las personas se sientan valoradas cada día en sus trabajos.